jueves, 31 de mayo de 2007

La limpieza étnica de los señoritos

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

El País, 14 / 9 / 1993

Con motivo de la muerte del ex alcalde franquista de Barcelona José María de Porcioles, las principales autoridades democráticas de la ciudad y de Cataluña asistieron a los funerales en una iglesia del Opus Dei, como era natural, dado que en la persona de José María de Porcioles se daban las características del franquismo ex catalanista que hizo del Opus Dei la nueva fuerza defensiva y modernizadora del régimen legitimado por la victoria en la sublevación militar de julio de 1936. De hecho, la modernización de España, es decir, su evolución como país neocapitalista homologado, la inició el Opus Dei y algún día le será reconocido por alguno de los actuales dirigentes demócratas y al más alto nivel. El protocolo es el protocolo y como un acto protocolario hubiera quedado la complicidad de las autoridades democráticas catalanas en un acto religioso, de no haber hablado el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, glosando la catalanidad posibilista de Porcioles y situándola por encima de otros catalanistas que, compartan o no sus idearios, tienen un claro pasado de luchadores antifranquistas, es decir, antifascistas. No creo que el señor Maragall se pasara, como han precisado algunos de sus antagonistas políticos, sino que cada vez es más coherente con una etnia social que finalmente asume su identidad y pasa a una cierta operación de limpieza étnica de las culturas resistenciales. Respetar a Porcioles en el momento de morir me parece positivo, puesto que no fue un matarife del franquismo, y yo me he negado estos días a dar mi opinión sobre el personaje para no violar ese código, no escrito y tan español, de dejar en paz a los muertos. Otra cosa es revalorizarlo, poniendo, no ya en entredicho, sino, implícitamente, negando la acción de los resistentes democráticos que hicieron de su oposición al porciolismo plataforma de negación del franquismo que representaba y denuncia de las manos casi secretas sobre la ciudad. Es decir, si Porcioles ha sido tan positivo para Barcelona y la catalanidad, que caiga el peso de la sanción histórica más condenatoria sobre los que le cuestionaron y le crearon dificultades para ultimar su preclaro proyecto. Reivindiquemos a Porcioles, que ya le llegará el turno a Franco.

Se está fraguando en España una nueva etnia mal llamada por algunos beautiful people, en un exceso de barbarismo modernizador, porque nuestra cultura ya tiene una palabra acuñada hace más de ua siglo para llamarla. Son los señoritos y no me refiero a los señoritos ociosos, rentistas y latifundistas o hijos de papá del pasado, sino a los que tratan de asumir el papel de una élite de sabios gestionadores, déspotas ilustrados que cada vez soportan menos los lastres ideologizadores que en su día, incluso, pudieron asumir. La dialéctica de la situación les pudo desvincular de sus intereses y conexiones naturales de etnia, como elementos descontentos de la clase media que creyeron compartir los intereses de las clases oprimidas. Algunos incluso cayeron en el extremismo, enfermedad adolescente, y se adaptaron al riesgo de confundir sus aspiraciones individualistas de actuación romántica y moralidad utópica, con objetivos revolucionarios extremos. De nuevo, la dialéctica de la situación serviría para explicar cómo han vuelto poco a poco a casa, y en la situación de crisis, no ya de las ideologías, sino de las alternativas, han hecho del pragmatismo y del elitismo técnico su divisa. De hecho, Maragall ha asumido la Gran Barcelona, el proyecto de Porcioles, no porque coincida exactamente con su ideal urbanístico original, sino por mandato genético: el estamento social es origen y fin y se ha hecho una Barcelona tal como la había pretendido la burguesía novecentista, cómplice en el fusilamiento de Ferrer Guardia y en parte mecenas del golpe franquista; burguesía que estuvo en condiciones de, pragmáticamente, negarse a publicar a tiempo un artículo de Joan Maragall en el que pedía perdón para el presunto inspirador de una de las tendencias culturales dominantes en la clase obrera catalana de su tiempo.

Y para no centrar el fenómeno de la limpieza étnica en el caso Pasqual Maragall, frecuentemente, en estas páginas de opinión, sociólogos que prefieren los movimientos sociales como naturalezas muertas de las que poder sacar conclusiones estadísticas se han expresado en contra de todo atisbo de cultura cuestionadora de la inevitabilidad de la situación, y han arremetido cpntra el único movimiento social realmente existente, los sindicatos, porque es el principal obstáculo para conseguir la limpieza étnica perseguida por los nuevos señoritos. Es lógico que a la cabeza de esta filosofía figuren señoritos neoliberales confesos y confusos, que exigen a las izquierdas que se pongan de rodillas y pidan perdón por haberles creado problemas de conciencia cuando ellos eran simplemente resistentes pusilánimes bajo palabra de honor. Es lógico que el señor Aznar ahora se vanaglorie de no haber sido nunca, nunca, un joven de izquierdas, porque... ya se ha visto. Al lado de estos ejemplares étnicos más coherentes, aparecen terribles ex revolucionarios de octubre de 1917 o de mes de mayo que a veces prolongaron su exilio étnico hasta junio. Puede sorprender que el fundamental palo de este pajar sea el propio presidente del Gobierno, que es un desorientado étnico converso, convenientemente asistido por proveedores de ideología de la Moncloa, que proceden, casi sin excepciones, de aquellas capas medias que generaron algunos vástagos transitoriamente desafectos, pero que están ya en el correcto camino de modernizar el sistema y garantizar la hegemonia de la etnia.

El lenguaje puede acudir en su ayuda y refugiarlos en el confuso magma de la sociedad emergente, económica, cultural, política, socialmente hegemónica, en condiciones de crear muy graves condiciones de desidentificación y desorientación histórica a los objetiva o subjetivamente no emergentes, que irán en aumento, así en el Norte como en el Sur. En la marcha de ese rodillo desidentificador y desorientador sólo se opone en estas latitudes del sub-Norte un obstáculo serio, el movimiento sindical, y es lógico que reciba un tratamiento especial de hostigamiento antes de poder emitir el último parte, que como todos los últímos partes, empezaría por el "cautivo y desarmado...". Siempre cautivo y desarmado, porque a lo que se va es a fijar unas relaciones de dominación modernizadas y a un desarme de finalidad del antagonista social que sería absoluto, ideal, es decir, perfecto, si ese antagonista perdiera toda idea de finalidad diferenciada de la etnia dominante, como sólo es perfecto aquel crimen que no se sabe si ha sido cometido.

La operación puede ser fina o burda y lamento que Pasqual Maragall no haya estado a la altura de los sociólogos oficiosos al reivindicar una parte de la peor memoria de Barcelona y Cataluña, la del colaboracionismo con quienes negaban el derecho a la identidad de todo lo vencido en la guerra civil, y sólo pedían limosnas al dictador y piedad para la Cataluña equivocada. Alguien dijo que la guerra civil la ganaron, finalmente, el Rey y la democracia. No. La han ganado los señoritos.


martes, 29 de mayo de 2007

La Censura de la Casa Tomada

Durante 30 años a Fernando Savater jamás le fue rechazado un sólo artículo en el diario El País. Hasta el pasado 7 de mayo, en el que el que un día fue diario progresista, rechazó el siguiente texto.

Casa Tomada

Como no soy jurista -y cada vez entiendo menos el guirigay de quienes lo son-, no puedo decir nada relevante sobre la sentencia del Tribunal Supremo que parte salomónicamente por la mitad a ANV, éstos sí, aquellos no, pasemisí, pasemisá. Lo único claro es que el brazo político de ETA (que adopta nombres distintos pero practica siempre la misma obediencia) va a estar ampliamente presente en las elecciones y luego en las instituciones vascas, salvo una poco probable ilegalización penal en el último momento. Y también resulta indudable que la Ley de Partidos habría autorizado otras salidas legales para impedir real y totalmente esa presencia. ¿Que no había plazo para una impugnación de ANV? Si usted lo dice, le creeré, pero resulta raro que se nos haya echado el tiempo encima cuando la estrategia de ETA se conoce desde hace meses: primero un partido en clara continuidad con Batasuna como señuelo, luego reactivar la cáscara vacía de otro partido "dormido" en la legalidad y dotarlo milagrosamente de militantes, medios, etcétera, de modo que permita el avance travestido de los de siempre. "Larvatus prodeo", que diría Descartes. ¿Que ANV rechaza desde 1930 el recurso a la violencia? Parece que a estas alturas y mediando un reciente atentado con víctimas habría que exigir un deslinde del terrorismo etarra más explícito a quienes tan a las claras provienen de él: si no le entendí mal, se lo oí decir al propio Fernández Bermejo en una entrevista con Iñaki Gabilondo en Cuatro.

¿Ah, pero es que lo realmente infumable es la Ley de Partidos! Ahora se oye por todas partes: en el País Vasco lo dicen desde el consejero Azkarraga, ese espejo de juristas, hasta el rejuvenecido Alfonso Sastre, cuyas ideas políticas siempre han sido un poco peores que sus obras de teatro, háganse una idea. Pongo la radio y en la tertulia escucho a un mequetrefe que compara esa ley aprobada por amplia mayoría parlamentaria con las dictadas por Franco: es que prohíbe cosas y nuestro héroe es partidario caiga quien caiga (él no caerá, descuiden) del prohibido prohibir. Supongo que de genialidades como ésta le viene el descrédito a Mayo del 68.

Acudiendo a fuentes más serias, me deja perplejo leer en un editorial de El País (7-5-07) que «es una ley excepcional y de muy problemática aplicación, en la medida en que es limitativa de derechos». Hombre, muchas leyes limitan derechos pero siempre los de quienes los utilizan para lesionar o impedir el ejercicio de los de otros. Como explica a continuación el propio editorial, es el caso de quienes impiden la libre competencia democrática apoyando la eliminación física o la intimidación permanente de sus adversarios políticos. La Ley de Partidos defiende el ejercicio de los derechos políticos de todos, menos de los que quieren simultanear política y crimen para ganar a dos bandas. ¿Y «excepcional»? ¿Por qué es excepcional, si no fue dictada por decreto del Ejecutivo sino aprobada en la sede legislativa adecuada? Claro que siempre contó con la oposición de los nacionalistas de toda laya y desde luego hoy mantener una ley que contraríe a los nacionalistas es algo realmente excepcional ¿Ha sido recurrida en el Tribunal de Estrasburgo! Bueno, no sabemos si prosperará el recurso, pero existe algún precedente orientativo. Por ejemplo, cuando se ilegalizó el Partido de la Prosperidad turco -al que pertenecía entonces el islamista Gül y que contaba con seis millones de votos- por apoyar la violencia separatista y atentar contra la laicidad de Estado, el Tribunal de Estrasburgo ratificó tal medida dictaminando que «la democracia representa un valor fundamental en el orden público europeo pero si se demuestra que los responsables de un partido político incitan a la violencia o mediante mecanismos ilegítimos buscan la destrucción de la propia democracia su disolución puede considerarse justificada» (citado por R. Navarro Valls, "Las dos almas de Turquía", El Mundo, 3-5-07).

Puede ser que la culpa de todo la tenga, en última instancia, el obstruccionismo del PP a la buena voluntad pacificadora gubernamental. Es lo que parece dar a entender, entre otros miles, John Carlin en su artículo "Es la hora de gobernar juntos" (El País, 6-5-07). Compara la oposición inicial de Ian Paisley a sentarse junto a Sinn Feinn, sus actuales socios de gobierno, con declaraciones semejantes de Mariano Rajoy o María San Gil respecto al reconocimiento de Batasuna. Entre otras diferencias que sería obvio señalar (los dos extremos irlandeses en colisión tenían mutuos lazos con grupos violentos, mientras que en España el brote de terrorismo antiterrorista no vino precisamente de los populares), omite Carlin que la intransigencia de Paisley no ha cesado porque sí, sino porque IRA ha entregado las armas y Sinn Feinn ha reconocido finalmente la policía y la magistratura norirlandesas. Puede que el feroz clérigo haya cambiado, pero sólo cuando también han cambiado las circunstancias, tras una suspensión del Parlamento autonómico y una renovada actitud de firmeza del siempre oportunista Blair. Muchas cosas pueden objetarse a la política del PP, sin duda, pero ahora que la valiosa y valerosa María San Gil se ha visto apartada momentáneamente de la política por enfermedad, conviene recordar en su honor y en el de su partido que cualquier concejal del PP en el País Vasco ha hecho más por la defensa de las libertades constitucionales de ustedes y mías que todos los intelectuales abajofirmantes que luchan contra la derechización del mundo desde sus cómodos negocios artísticos o académicos.

Aunque duela decirlo y dejando a un lado la pureza de las intenciones iniciales, ejem, lo indudable ya es que el Gobierno de Zapatero ha fracasado en toda regla en el supuesto "proceso de paz". Una ETA acorralada, políticamente cortocircuitada y que podía haber sido eliminada en año y medio de haber seguido la política conjunta PP-PSOE de finales del Ejecutivo anterior (según afirma la Policía francesa) se encuentra hoy revitalizada, rearmada y dispuesta a actuar en cualquier momento. Batasuna no ha cambiado ni un ápice sus planteamientos políticos, ha pasado de fuerza marginal y casi mendicante a interlocutor político privilegiado, además de volver como fuerza electoral y recuperar probablemente sus posiciones perdidas en muchos municipios claves para su financiación y reafirmación estratégica. Ha aumentado la presencia radical en los medios de comunicación vascos, sigue la coacción sobre los ciudadanos disidentes y desde luego la extorsión a empresarios y profesionales, contra la que por lo visto nada puede hacerse (¿se imaginan lo que sería saber que cientos de empresas, comercios, restaurantes, profesionales están pagando mensualmente cantidades importantes a Al-Qaida pero que nada puede intentarse penalmente contra ellos porque bastante sufren ya los pobrecillos?). De Juana Chaos se pasea tranquilo por el mundo y dentro de poco tendrá problemas de sobrepeso, por lo que habrá que mandarle a su domicilio para que haga régimen. Y para colmo todo el mundo asume como inevitable que ETA volverá matar. Digo yo que en cuanto acabemos de desvelar las patrañas y mentiras de la supuesta "conspiración" del 11-M, habrá que empezar con las del "proceso de paz". Denunciar a quienes dijeron que no había negociaciones políticas (lean, lean los documentos incautados al "comando Donosti"), a los que aseguraban sin enrojecer que Aznar hizo lo mismo, a los que sacaban la foto de las Azores cada vez que se les señalaba la de Patxi López con Otegi, a los que nos contaron las virtudes humanitarias y los efectos salvadores del tratamiento penal a De Juana, por no mencionar a quienes aseguraban que había "indicios borrosos" de la voluntad de ETA de dejar próximamente las armas Cuatro podría hacer otro buen reportaje, muy objetivo, sobre este tema y hasta le sugiero un título, más triste pero no menos verdadero que el del anterior: "La victoria de los embusteros".

Uno de los mejores cuentos de fantasmas que conozco es "Casa tomada", de Julio Cortázar. En él, una pareja de hermanos mayores y solteros vive en la casa de sus antepasados. Poco a poco, deben ir cerrando habitaciones y bloqueando puertas de las estancias 'tomadas' por entidades que no se precisan pero se presienten hasta que finalmente tienen que abandonar su hogar invadido por el Mal. En el País Vasco, muchos de quienes hemos luchado contra el expansionismo del nacionalismo obligatorio estamos en la misma tesitura. ETA y adláteres ocupan las localidades pequeñas, luego las medianas, luego barrios de las grandes y espacios públicos comunes: nosotros vamos cerrando puertas y retrocediendo. Cada vez con menos apoyos y más críticas de quienes se impacientan por nuestras quejas. Los socialistas vascos por ejemplo nos tienen por "miserables", cuando no por extremistas de derechas (con el PSE pasa lo que con la Ertzaintza, aunque peor: en sus filas hay gente decente y combativa, pero con los mandos actuales no hay manera). Y aún eso es preferible a los que nos muestran su 'solidaridad humana' por las amenazas que sufrimos, para acto seguido criticar la Ley de Partidos o recomendar el diálogo como solución de nuestros males. No, que quede claro: no queremos solidaridad "humana" sino política. La "humana" que se la guarden los simpáticos donde mejor les encaje

Y habrá que irse, claro. Ya no podemos hacer más. Ustedes, nuestros conciudadanos, tienen la palabra. Si refrendan electoralmente lo que hasta ahora se viene haciendo, sólo nos queda salir a la intemperie y buscar refugio donde sea. «Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada".

Fernando Savater

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20070519/articulos_opi_viz/casa-tomada_20070519.html

lunes, 14 de mayo de 2007

Presentación del libro: "Del fraude histórico del PSC al síndrome de Catalunya" de Antonio Robles


El periodista Arcadi Espada argumentó
que “no existe el nacionalismo democrático”. En su opinión, este concepto es un “oxímoron”, o sea una contradicción. “El nacionalismo está basado en una idea simple: yo llegué antes que tú y, por tanto, tengo más derechos que tú”, señaló.

El principal problema de Cataluña
En su intervención pública, Espada declaró que Del fraude histórico del PSC al síndrome de Catalunya -una recopilación de artículos en prensa del secretario general de Ciutadans, muchos de ellos publicados en Libertad Digital- no es una “crónica catalana”, sino una “crónica española”. Además, aseguró que “el principal problema de Cataluña es que España no ha considerado como propio el 90 % de las denuncias que hace Robles en su libro”.

Una parte de la sociedad catalana, “enferma”
Por otro lado, Espada aseveró que el nacimiento de Ciutadans, partido de víctimas del nacionalismo catalán, “iluminó un sector de la sociedad catalana que estaba en penumbra”. No dudó en afirmar que una parte de la citada sociedad catalana está “enferma”, en clara alusión a los ciudadanos cuyas ideas se identifican con el nacionalismo catalán.

Fraude histórico del PSC, “conocido”
Asimismo, Espada dijo que el fraude histórico del PSC es “conocido” y es “un signo de identidad de Cataluña”. Respecto al síndrome de Cataluña -segunda parte del título del libro que presentaba-, indicó que la Comunidad Autónoma “está secuestrada por los cantos de sirena del establishment catalán”.

¿Participa en la modernización de España?
José García Domínguez, economista y colaborador de Libertad Digital, continuó la ofensiva de Espada al hacer hincapié en que “el actual catalanismo difiere del catalanismo germinal del XIX en que aquel movimiento participaba de la idea de una modernización de España, mientras que el actual es una psicología de la decadencia actual”.

Agredidos por “tener una cultura española”
El autor también tomó la palabra. “Es intolerable que haya una población en Cataluña a la que se ha agredido en sus sentimientos porque tienen una cultura española”, afirmó Robles. Y fundamentó su tesis en una anécdota de una afiliada de Ciutadans que teniendo un libro de Miguel Hernández en la mano fue increpada por un profesor por leer a un “fascista español”.

Temidos por el PSC
Para terminar, Robles aseguró que el PSC “teme” a Ciutadans, con tres diputados en el Parlamento catalán. “Saben que su sistema se está resquebrajando, por está hecho de barro”, concluyó sin hacer ninguna alusión a las elecciones del próximo 27 de mayo ni a las perspectivas de su partido.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Todas las Naciones son risibles



Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.

Arthur Schopenhauer
(1788- 1860)

lunes, 7 de mayo de 2007

Hegemonizar y reducir a lo nacional

“A causa de esta fragilidad esencial, de esta “crisis” del Estado-Nación, el nacionalismo es una crispación reactiva y, bajo su exterioridad agresiva, atemorizada. No se contenta con recomendar el amor de la nación (cosa normal, legítima y en todo caso irreprimible), inspira una meta hegemónica y querría someterlo todo al imperativo nacional o como se dice, y dado que el nacionalismo se vincula siempre con el Estado-nación, soberanista.”

Jacques Derrida
"Papel Máquina"